Vientos de agua

Esta serie es una coproducción argentino-española creada por José Luis Campanella que consta de trece capítulos, protagonizados por Héctor Alterio, Ernesto Alterio, Eduardo Blanco y Pablo Rago. Es un relato sobre la inmigración, el desarraigo, la desigualdad social y los lazos afectivos, con una dirección estupenda y actuaciones memorables, Vientos de agua es una de las mejores serie que he visto.

 Sinopsis

El relato comienza en Asturias en 1934, con un conflicto en un pueblo minero que obliga a José Olaya (Ernesto Alterio) a emigrar a Argentina. En el barco traba amistad con Juliusz Laszlo (Pablo Rago), un polaco judío que huye del nazismo y una niña italiana de 9 años, Gemma. Simultáneamente, Ernesto Olaya (Eduardo Blanco), arquitecto e hijo menor de José, está sufriendo los avatares de la Argentina del 2001, lo que lo lleva a emigrar a Madrid, dejando a su familia en Buenos Aires. Una vez allí, descubre lo desgarrador del desarraigo, la soledad y la desesperanza. Ambas historias corren en paralelo, mostrando las vicisitudes que debieron afrontar, los miedos, lo difícil que puede ser adaptarse a una nueva realidad, las amistades que se pierden y las nuevas que se forman y que te ayudan a seguir adelante.

Opinión personal

Aclamada por la crítica como el mejor producto que se había realizado en el país, no tuvo el impacto esperado en el público español, más por el maltrato de las cadenas que la emitieron que por la serie en sí misma. Horarios insólitos y cambios de días de emisión casi constantes hicieron que la audiencia se perdiera y disgregara. Realmente una torpeza inexcusable para una de las mejores series, sino la mejor, de habla hispana. No me canso de recomendar esta serie de alto vuelo, una obra maestra de Campanella, con soberbias actuaciones, con personajes creíbles y queribles, que no se regodea en dolor , que es un canto a la vida y a la superación personal, al esfuerzo, que nos enseña a respetar un poco más a los que debieron abandonar sus países, sus familias, buscando un futuro en lugares lejanos, a toda esa gente que nos formó como país.